viernes, 4 de agosto de 2017

NOS DESPEDIMOS DE CUBA

Nuestros primeros pasos de salsa en la Habana
Las verdes y salvajes montañas de Viñales
La calma  y virginidad de Playa Larga
Los enormes y coloridos peces de Caleta Buena
La peculiar arquitectura de Cienfuegos
Las impresionantes cascadas del Nicho
La vida nocturna y amistosa de Trinidad
El espíritu artístico y revolucionario de Santa Clara
La pasión por el Carnaval en Santiago de Cuba
o el exquisito chocolate de Baracoa
  
Sería realmente difícil establecer un orden de preferencias sobre cuál ha sido el mejor lugar que hemos visitado, pues ya lo es encontrar adjetivos mínimos que resuman las mejores peculiaridades de cada uno de ellos... Lo cierto es que a lo largo de nuestro viaje por la isla hemos tenido la oportunidad de descubrir parte de los rincones más preciados e inefables que ofrece este país, intentando sacar el mejor jugo a los veinticuatro días que teníamos para recorrerlo. Cuba nos ha ofrecido todo tipo de maravillas naturales, desde zonas montañosas repletas de vegetación, ríos y cascadas, hasta las playas más insólitas y distintivas, sin olvidar sus cálidas y coloridas ciudades.

En cada uno de estos lugares hemos podido ver, por un lado, cómo el pueblo Cubano se esfuerza para mantener el atractivo de las zona urbanas, y por otro, sentir la magia que la madre naturaleza nos brinda, permitiéndonos llegar a estados aletargados en los que fácilmente te podrías pasar horas contemplando una misma imagen.

Pero sin duda, de Cuba también nos llevamos su historia, quizás una de las partes más  representativas de su ciudadanía y que ha condicionado y guiado lo que a día de hoy es éste país. Hemos percibido lo latente que está todavía, pues la fuerte estructura social y política actual del país, sigue muy conectada con su trayectoria histórica y es por ello que sus habitantes siempre miran de reojo el pasado, tratando de imaginar su futuro.

Una mirada atrás que contempla la revolución como un gran logro, como un suceso que permitió salir de un pozo vació hacia la esperanza y la ilusión. En esto podríamos decir que coinciden todos los cubanos pero por lo que representa al presente, a lo largo del viaje hemos podido conocer de primera mano algunas muestras sobre las discrepancias que surgen de ésta forma de gobierno.

Nos referimos, por ejemplo, a las ventajas sociales como las garantías respecto a las bajas de maternidad, el derecho universal a la sanidad, el acceso a la educación pública y gratuita o a la muestra de que existe una repartición de riqueza ya que apenas se ve gente pidiendo limosna o durmiendo en la calle. Pero también hemos conocido la escasez como forma de vida y las diferentes formas de conseguir un dinero “extra” para compensarlo, la devaluación de la moneda cubana frente a la de los turistas y la cantidad de impuestos que pagan al gobierno para sostener toda esta estructura social.

Es por todas estas contradicciones que en Cuba puedes encontrar dos posiciones muy diferenciadas y que hemos tenido la suerte de poder escuchar y contrastar; por un lado está esa gente que se ha quedado contemplando la victoria de la Revolución como un echo a recordar y que permite aceptar y justificar la situación que actualmente están viviendo los cubanos como una muestra de igualdad social por la que hay que estar agradecido, orgulloso y conforme. Por otro lado, existe otra parte de la población, más difícil de encontrar puesto que no están bien vistos los que cuestionan al gobierno, que a pesar de que valoran su historia y son afines a las ideas del movimiento, valoran la revolución como un triunfo que jamás debería servir para justificar la precaria situación que están viviendo a día de hoy bajo el nombre de comunismo, sin cuestionar si detrás de todo lo que recauda el estado en impuestos o primeras materias como tabaco, ron, café, cacao, coco, hay realmente una repartición de los beneficios justa para el pueblo.

El poder conocer los diferentes argumentos para nosotros ha sido una forma de entender su política de forma global y objetiva. Y para los cubanos, tal vez hemos sido un punto de vista externo. En éste sentido, para aquellos que aman el país era una manera de demostrar toda la estructura social que hay detrás de lo que muchos ven como pobreza. Y para los que no se sienten conformes, hablar con nosotros era una forma de expresarse libremente y posiblemente, cómo decían ellos, el primer paso hacia una nueva revolución.

Quizás es cierto que hay contradicciones del sistema que no son fáciles de entender y que dan pié a que mucha gente se muestre descontenta, pero por otro lado, lo que sí que es cierto es que éste sistema ha conseguido que la brecha social no sea tan marcada como en la mayoría de sociedades de occidente, además de transmitir unos valores a la ciudadanía que superan todo tipo de riquezas materiales.

A lo largo de nuestro viaje hemos visto como la gente es especial, respetuosa, abierta, bromista, risueña, generosa, vital, positiva y en definitiva, podemos decir que los cubanos son gente maravillosa con ganas de mostrarse tal y como es y, sobretodo, recibir a los de afuera para poder intercambiar todas esas cualidades.

Entre estas grandes virtudes que conforman la sociedad cubana, a parte del amor al prójimo, también está el amor por la música, el ritmo, la salsa. Es sorprendente cómo son capaces de despertar éste elemento intrínseco en el ser humano, para hacerlo llegar a todo el mundo y transmitir aquello que ayuda a superar cualquier vacío emocional. En todas partes, en todos los pequeños rincones de la isla nos han invitado a bailar y compartir lo que para ellos es mas que un pasatiempos, es el motor que les permite empezar cada uno de sus días.

Y no solo la pasión por la música conforma la virtud de su cultura, sino que los grandes pintores y artesanos también la caracterizan. Son hábiles con las manos y la imaginación, ya no solo por los cuadros o artesanías que ofrecen, sino por la gran destreza que tienen a la hora de apañar lo que para nosotros podría ser una chatarra, y convertirlo en una verdadera obra de arte; los coches. Automóviles que en nuestra sociedad son comunes, fáciles de conseguir y normalizados en nuestro dí a día, para ellos es algo más que una carrocería y un motor. Es más bien un privilegio y un negocio como modo de vida para aquellos pocos que consiguen tener uno. De aquí que lo cuiden, lo mimen e intenten dedicarle el esfuerzo que haga falta para que el “carro” tenga una vida eterna. Un medio de transporte al alcance de unos privilegiados que acaban transformando sin querer obras de arte en movimiento.

En conclusión, dejamos atrás nuestro primer destino para seguir avanzando  en nuestro camino.  Cuba ha sido un lugar del que nos llevamos increíbles experiencias que nos invitan a pensar en regresar algún día a este paraíso tropical y reencontrarnos con aquellas personas que han dejado un pedacito de ellos en nuestro recuerdo.      



No hay comentarios:

Publicar un comentario