martes, 20 de febrero de 2018

CARNAVALES DE BARRANQUILLA: ¡Quien lo vive es Quien lo goza!


Nuestro motivo por acelerar la llegada a Colombia no podía ser por nada mas y nada menos que conocer ¡Los Carnavales de Barranquilla! 

Y es que cuando descubrimos que uno de los mejores carnavales del mundo y el segundo en Latinoamérica (después del de Brasil) estaba en nuestro siguiente destino, nada podía anteponerse entre nosotros y tal propuesta indeclinable. Así que a pesar de la dificultad en encontrar billetes y alojamiento a última hora y a precios razonables, finalmente lo conseguimos, y después del paso express por Cartagena de Indias ¡Barranquilla nos esperaba vestida de carnaval!



Sus calles se teñían de colores, muñecos de trapo y serpentinas decoraban los patios de las casas, abundaban las camisetas con frases chistosas homenajeando tal festividad. Diademas de flores y pendientes de colores animaban los rostros de las mujeres, sombreros y abanicos de carnaval ayudaban a apaciguar el fuerte calor y los niños preparaban con picardía la harina y la espuma para teñir de blanco todo su alrededor.

Pocos buses andaban vacíos y todos hacia la misma dirección. A medida que avanzaba la mañana las calles se iban llenando de gente que intentaba agarrar el mejor sitio mientras esperaba el gran momento. pero también se agitaba el trabajo de otros: Vendedores ambulantes provenían la espera de gran variedad de comida y bebida, los agentes organizadores y policiales se preparaban en sus puestos, otros buscaban clientes para llenar los palcos y sillas, y hasta había quien improvisó un baño a base de cartones y cubos. 

Porque no podía haber menos detrás del evento folclórico y cultural mas importante de Colombia, declarado Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad. Una fiesta que lleva preparándose des del uno de Enero por miles de personas para hacer de éstos cuatro días los más vivos del año. 

Ante tal expectativa y descartando los altos precios de palcos y sillas, nuestra opción fue madrugar y buscar un buen sitio a primera fila para no perdernos ningún detalle. Quizás el sol abrasaba nuestra cabeza del mismo modo que el piso endurecía nuestros traseros, pero sabíamos que la recompensa sería mas que bien merecida.


 ¡Gracias vecinos por éstos gorritos!

Calle despejada, agentes en sus puestos, bufetas vaciadas y bebidas frescas en las manos: había llegado el momento de "La batalla de las flores". Policías, bomberos, trabajadores del servicio de aguas y limpieza municipal daban la bienvenida y seguidamente entraban las primeras comparsas.






Era realmente increíble poder contemplar tan de cerca todos esos artistas que entregaban toda su energía en actuar durante seis horas, bailando sin parar y sin perder la sonrisa. Eran espectaculares las Comparsas de disfraces, danzas y costumbres, así como las de fantasía, fruto de la Imaginación, ingenio y creatividad de sus autores.





No fueron menos los siguientes días de "La gran parada" y el "desfile fantasía" y nuestra emoción tampoco. Nunca habíamos visto un espectáculo como aquel, sentíamos gran admiración hacia los artistas y nuestros ojos brillaban ante el reflejo de tanta emoción y pasión. ¡Sin duda los Carnavales de Barranquilla han sido una experiencia única e impresionante para nosotros!

Aquí os dejamos una pequeña degustación de los que han sido estos cuatro días...  ¡a disfrutarlo!



viernes, 16 de febrero de 2018

NUESTRA LLEGADA A COLOMBIA: Cartagena de Indias


Nuestra bienvenida a Colombia fue a cargo de la ciudad de Cartagena de Indias, lugar donde aterrizamos. Se trata de una ciudad que desconocíamos por completo y que a pesar de ser un lugar de paso antes de llegar a Barranquilla, nos sorprendió tanto por su belleza arquitectónica, como por la historia que condicionó lo que es a día de hoy.

Al año 1503 llegan las tropas españolas a la ciudad que en aquel entonces era pura selva habitada por indígenas que vivían tranquilamente en sus humildes hogares. Igual que en los otros países latinos, la llegada de los españoles significó un cambio en sus vidas ya que las intenciones eran bien claras de apoderarse del lugar y urbanizarlo a precio de sangre.

Pero en éste caso las tropas españolas también trajeron consigo enfermedades como el Vómito Negro que terminó con más de 300.000 indígenas así que a falta de manos de trabajo, después de haber acabado con gran parte de los nativos, decidieron optar por traer esclavos y en el año 1585 fueron hasta 600.000 los que llegaron en las costas de Cartagena esposados y amontonados como cajas viejas. 




A su llegada, los que llegaban, pasaban la "inspección sanitaria" como si del control de calidad de un producto se tratara. Después los compradores, en la misma plaza, los registraban como propiedad en los libros de los escribanos (notarios) y les marcaban en la espalda sus iniciales con acero caliente.

El maltrato que recibieron todas éstas personas, correspondía a los grandes intereses coloniales que había detrás, porque Cartagena de Indias no era un territorio más de conquista si no que estaba situado en un punto estratégico y por ello se convirtió en el puerto más importante para la Corona Española. Por un lado era un buen conector mercantil, pues recibía toda la importación de piedras y minerales tanto de Centroamérica como de Sudamérica. Por el otro lado era una ciudad muy bien protegida por bahías e islas que servían de fortaleza ante enemigos. 

Así que Cartagena dejó de ser un paisaje virgen para convertirse en una de las ciudades más importantes de la zona. Es increíble que un sitio donde ha salpicado tanta sangre pueda ser a día de hoy un lugar tan bonito para pasear, aunque en realidad cada rinconcito esconde mucha de ésta historia.



En sus calles se distinguen tres formas arquitectónicas que representan los tres elementos básicos de la estructura social y política de la época:

Por un lado está la arquitectura militar representada en la muralla de más de tres km que rodea el casco antiguo, motivo por el cual es llamada ciudad amurallada. Las fortificaciones estaban hechas a base de piedras canteras y calizas.



Por otro lado vemos una gran representación eclesiástica por la cantidad de iglesias, conventos y catedrales. Las piedras para las construcciones eran creadas con el coral blanco que se extraía de todas las islas que rodean la ciudad.



Y obviamente también hay una parte arquitectónica dedicada a las viviendas que en este caso estaban claramente diferenciadas por tres barrios principales en función del nivel adquisitivo. Por supuesto la riqueza se concentraba en el centro y eran casas de grandes puertas, mayormente arqueadas y de madera que también indicaban el nivel adquisitivo en función de sus aldabas. Muchas de éstas casas tenían grandes patios interiores y sus propias pozas de agua.





También en sus calles de hoy es muy usual cruzarse con las Palenqueras, mujeres de descendencia africana que visten tan coloridas como las frutas que venden en su cabeza. Por una parte y obviamente sin justificarlo, el horrible esclavismo del pasado ha permitido a día de hoy que países como Colombia cuenten con una rica diversidad cultural, sobretodo de fuerte influencia africana. Además los años de esclavitud no fueron los únicos duros pues las siguientes generaciones ya de "criollos" seguían sin tener los mismos derechos ni ocupar cargos públicos, así que el 11 de Noviembre de 1811 Cartagena se declaró independiente de España.


Ésta ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO,  es también un lugar de referencia de personajes importantes:


Por un lado es bien visible el homenaje y reconocimiento al misionero catalán San Pere Claver que pasó a la posteridad por su entrega a aliviar el sufrimiento de los esclavos del puerto negrero y que se bautizó a si mismo como "esclavo de los negros".

Y por otro lado es bien clara la influencia de Gabriel García Márquez, el escritor que tomó la ciudad como gran fuente de inspiración en sus libros, pues él estudió en la universidad de Cartagena, lugar donde reposa su cuerpo des de su fallecimiento el año 2014.



"La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla" 

Gabriel García Márquez

martes, 13 de febrero de 2018

NOS DESPEDIMOS DE PANAMÁ

Cada vez que cambiamos de país cerramos una pequeña etapa. Es como cerrar un pequeño viaje dentro del gran viaje, como terminar un capítulo a pesar que el libro siga, pero entendiendo que cada país que dejamos atrás supone un "pack" de experiencias, lugares y vivencias muy particulares, es idecir, aprendizajes. Por ello resulta interesante poder recogerlo a modo de reflexión, es lo que llamamos aprendizaje simbólico, el reflexionar sobre las experiencias vividas. 


Esta vez hemos vuelto a cambiar el ritmo de viaje pues veníamos de unos meses de ruta continua, buscando los rincones más especiales de cada lugar y en Panamá hemos querido darle otra orientación. Un rumbo que nos ha abierto nuevas puertas por descubrir y que de bien seguro nos enriquecerá más de lo que pensamos; la permacultura. 

Lo cierto, es que nada sabíamos de éste país, más allá de su popularidad como paraíso fiscal, donde se esconden los conocidos "papeles de Panamá" de los que tanto hemos oído hablar, siendo gran tapadera de tramas de corrupción de personas notablemente halabadas. También habíamos oído acerca de su gran canal que conecta los dos Océanos, de la polémica Fronteriza de tierras pantanosas divididas entre narcos y las FAR, y de la conocida prisión de Soná de donde Scotfield también consiguió escapar (y que por cierto no existe). 

Rápidamente se palpaba las influencia americanas del país. Y es que Panamá siempre ha sido a nivel comercial un lugar geograficamente muy estratégico. Dispone del punto más estrecho entre los dos oceanos, de aquí que siempre ha estado envuelta de intereses por ser dominada. Como no es de extrañar, Estados Unidos ganó el pulso al resto de países al ofrecerles el soporte necesario para que Colombia no se interponiese en la creación de su República. A partir de éste momento, le abrieron las puertas a ésta potencia mundial capaz de devorar cualquier cultura por tal de imponer la suya. La construcción del canal de Panamá fué la moneda de cambio para que Estados Unidos pudiera poner la huella en un país fronterizo entre sudamérica y centroamérica y obviamente entre ambos océanos.

Pero a pesar de la baja expectativa del país (habiendo sido advertidos de sus precios a la altura de Costa Rica), nos despedimos satisfechos por las amistades, aprendizajes y nuevos rincones naturales que nos ha ofrecido Panamá. Una primera parte de exploración de la zona norte: por una parte las islas de Bocas del Toro que a pesar de la lluvia nos permitieron palpar el ambiente del lugar y por otra parte la zona de montaña interior en Boquete, presentado por el sendero de los quetzales que nos devolvió nuestro espíritu más aventurero. Después no podíamos obviar la zona central sin pisar ésta ciudad de contrastes que nos dejó bien sorprendidos. Y por último pudimos formar parte de la vida más rural del país en dos contextos totalmente distintos, primero en una zona de lluvia y montaña y después de sol y laguna.

Y también  es cierto que seguiríamos a día de hoy en alguno de esos rincones si no se nos hubiera presentado una oportunidad única para abandonar el país: ¡Los carnavales de Barranquilla nos estaban esperando! así que tocaba volar para Colómbia, nuestra siguiente meta de la carrera.


PERMACULTURA: Pachamama y Pachalago


Cuando ya empezábamos a descartar poder hacer un Workaway en Panamá, la campana sonó: alguien había contestado nuestra solicitud ofreciendo disponibilidad para recibirnos, así que salimos de la ciudad dirección a San Blas, motivados por emprender un nuevo reto en el viaje.

Si bien es cierto que siempre hemos sido dos amantes de la naturaleza con curiosidad por la vida de campo, también lo es que no teníamos ninguna experiencia a la hora de trabajar en éste ámbito. Pero esto lo hacía todavía más interesante y gratificante porque cuando menos sabes...¡mayores son las posibilidades de aprender mucho! 

Y así fue, a modo general podemos resumir los aprendizajes de dos intensas semanas en un único concepto general: La Permacultura.



Se trata de un conjunto de prácticas y maneras de pensar que pretenden crear una producción agrícola sostenible y respetuosa con los seres vivos. El objetivo es crear un ecosistema productivo de alimentos y recursos útiles, dejando a la naturaleza el mayor espacio posible.

Así que, ésto es lo que hemos intentado cumplir en nuestra experiencia de workaway: Producir cambios auto sostenibles en un contexto de agricultura y ganado, utilizando los recursos propios del lugar y minimizando los impactos negativos del rastro humano.




La primera semana la pasamos en Pachamama, un lugar bien adentrado en la densa vegetación que se forma rodeando la carretera que cruza hacia San Blas. En la cima de una de sus colinas se encontraba la casa de madera hecha por voluntarios y para voluntarios y al lado, las cuatro cabañas para huéspedes. Un lugar mágico rodeado de naturaleza y construido a base del esfuerzo de toda la gente voluntaria que ha pasado y ha dejado su huella. Primero en la gran estructura de la casa y luego el arte en cada uno de los rincones con pinturas, columpios, hamacas, bancos balancines, juegos de mesa de madera, etc.




En Pachamama reafirmamos lo duro que es el trabajo de campo, que combinando con un clima de sol y humedad pueden darte señales de alarma como despertarte a 38,5 de fiebre o ver el desgaste de las manos decoradas por cortes y ampollas. Pero también descubrimos cómo nombrar, transplantar y cuidar plantas y árboles tropicales, cómo preparar la comida para gatos, cerdos, gallinas, patos y caballos. Cómo y dónde cortar pasto para los caballos, de que forma se limpian las cuadras de los cerdos, cómo fijar vallas de alambre, buscar la mejor manera de distribuir las plantaciones de un huerto o cómo cortar una palma a machetazos para sacar y cargar el palmito que después nos comeríamos a la cena.
























Todo muy interesante, aunque de Pachamama nos llevamos algo más que aprendizajes, pues tuvimos la suerte de formar parte de un grupo tan trabajador como amigable, donde pudimos compartir trabajo duro, excursiones, charlas, comidas, artesanías, noches de malabares de fuego y también de bailes, juegos y mojitos. 





Y justo cuando llevábamos una semana en Pachamama ya casi familiarizados con el trabajo, el grupo y el lugar, salió la oportunidad de seguir el proyecto en otro sitio. En un inicio descartamos la opción, pero después nos animamos a conocer otro lugar y otra forma de trabajo, pues como ya hemos dicho,  la Permacultura debe variar en función del contexto y el tipo de recursos que se encuentren en él.


Situado en la orilla de una de las islas en medio del lago Bayano se encontraba nuestro nuevo paradero: Pachalago.  Un lugar hermosamente aislado, tranquilo y de reciente creación, motivo por el cual tenía mucho por explotar, sólo hacía falta buscar el qué y el cómo.

Lo bonito de éstos lugares es ver como se van transformando con las pequeñas huellas que va dejando cada una de las personas que pasan por allí. Algunas muy expertas hacen grandes cambios, otras pequeñas cositas aunque no por ello menos interesantes. También hay gente que se queda un largo tiempo y puede desarrollar cosas de mayor envergadura y otras pasan y se implican en pequeños proyectos, aunque muy entregados a ellos.


Ésta fue nuestra opción: teníamos sólo una semana y queríamos amortizar la estancia al máximo, así que entre el grupo decidimos trabajar en un proyecto compartido haciendo una cama de plantas aromáticas, pero con el reto de hacerlo en una pequeña pared de bioconstrucción en forma de espiral. Y para que el impacto de tierra no fuera tan agresivo, en vez de un hoyo haríamos un zig-zag que aprovechase el agua de la ducha y sirviera a su vez de conducto  para en un futuro regar los árboles frutales que se plantarían a su alrededor.



En los tiempos libres también aprovechábamos para hacer otros proyectos propios como crear banco enfrente del lago, un semillero para las futuras plantaciones, pinturas decorativas o un lavamanos que permitiera aprovechar el agua sobrante para regar cultivos y discriminar el agua enjabonada para limpiar.


Pachalago nos amplió el pequeño conocimiento sobre agricultura que ya habíamos empezado a cosechar en Pachamama y añadiendo el elemento del agua, como también nos ofreció un  primer acercamiento a la biconstrucción que de bien seguro retomaremos mas adelante. 

Éste bonito lugar nos brindó otra semana más de absorción de conocimientos y también de momentos para relajarnos, pescar, cazar y bañarnos en un hermoso lago que se perdía en el horizonte entre islas, réptiles y aves acuáticas.








PANAMÁ CITY: Ciudad de contrastes


Después de 7 horas de autobús llegamos a la capital del país, uno de aquellos lugares que normalmente pasaríamos de largo, pues habitualmente las ciudades, y sobretodo las capitales, cambian la naturaleza por cemento, la contaminación, el ruido y el caos se multiplican igual que los focos de delincuencia y ambientes hostiles. Motivos suficientes para evitarlas, pero en ésta ocasión queríamos parar y conocer esta ciudad tan distintiva.

A medida que íbamos adentrándonos en el corazón de la ciudad, nuestra mirada no podía dejar de observar la grandiosidad de aquellos edificios de entre cincuenta y sesenta plantas, con grandes cristaleras y formas sorprendentes. Nunca habíamos visto algo parecido, ya no solo por la magnitud de las construcciones, sino por la concentración de los edificios en una misma zona y la cantidad de nuevos rascacielos todavía en proyecto de ser terminados. Tenemos que reconocer que a pesar de nuestro rechazo por el impacto del hombre en la tierra y de la obsesión capitalista y especuladora de crecimiento constante de las grandes ciudades, nos sentíamos muy sorprendidos y alucinados por tales obras arquitectónicas, como dos ratoncitos en un laberinto de paredes verticales infinitas.

Y nuestro asombro se multiplicó al ver que la gran mayoría de edificios no eran viviendas ni hoteles, sino bancos de todos los tipos y de todas  las partes del mundo: Towerbank, Balboa bank, Bct bank, St georges bank, Banco pichincha, Capital bank, Bac credomatic, Banistmo, Banisi, Banco aliado, Global bank, Credicorp bank, Banesco, Banca privada d'Andorra, y un largo etcétera que explicaba de donde salía la fama del blanqueo y corrupción del país. Andar por aquel lugar transmitía una sensación extraña, como si supieses que ocurren cosas que escapan de nuestro alcance y que tal vez es mejor no saber. Nos encontrábamos en un mundo paralelo, un mundo en el que tu no eres nadie, solo una posible víctima del juego que grandes élites tienen para ti, en el que estás metido sin ni siquiera saberlo.

Después de un buen rato recorriendo la zona, sentimos la necesidad de salir de aquel lugar rodeado de grandes monstruos económicos que anteponen sus intereses por delante de la ética y la moral como sociedad y dirigirnos hacia lo que se conoce como el paseo marítimo. Sin duda, la burbuja de oxígeno de aquel tóxico lugar que nos permitió relajarnos y disfrutar de un agradable paseo hasta el casco antiguo de la ciudad.


Allí, tuvimos la oportunidad de conocer la otra cara de la moneda a través de la Asociación de Moradores de San Felipe, una agrupación de personas que defienden sus derechos y que expresan las injusticias que sienten por parte de los políticos que gobiernan su ciudad. Hasta 28 familias son las que están viviendo en una escuela abandonada y resistiendo el desplazamiento forzado por parte del gobierno para construir un casco moderno dedicado al turismo. Una vez más, contemplamos cómo el interés de las fuerzas políticas junto a las económicas son capaces de movernos como títeres en función de sus intereses.



Al día siguiente nos propusimos conocer nuestro gran interés en la ciudad: el reconocido "Canal de Panamá". Una de las mayores obras que el ser humano ha hecho nunca, alcanzando así, un gran reto que ha costado años de trabajo y en el que se han visto involucradas miles de personas, desde los primeros esclavos hasta los más reconocidos ingenieros y arquitectos de la actualidad. Queríamos saber de ésta mega construcción que va en contra de las leyes de la naturaleza, conocer su historia y su funcionamiento...pero como a menudo ocurre, detrás de algo así existe un montaje para sacar dinero permanente de aquel interesado que quiera simplemente adquirir conocimiento y cultura. Una vez más, nos reafirmamos de cómo se excluye y discrimina a una parte de los que viajamos de forma humilde si no entramos en ese juego de agachar la cabeza y pagar las bestialidades que nos piden únicamente por venir de otro país. 

Continuamente vivimos el conocimiento como un bien que debe comprarse y por ello nos vemos obligados a ingeniar maneras de adquirirlo sin tener que pagar cantidades de dinero que no están a nuestro alcance. En ésta ocasión fueron los mismos panameños que quisieron pararnos en la carretera para acercarnos de vuelta a la ciudad, y quienes nos explicaron un poco acerca de lo que rodea el Canal de Panamá. Tuvimos la fortuna de que eran trabajadores de la misma construcción, así que nos pudieron contar a grandes rasgos su funcionamiento y todo el dinero que el país adquiere de cada barco que pasa por allí. Pero ¿A dónde irán éstos miles de dólares? ¿Cuáles son los tratos que hay por detrás? ¿Cómo se reparten entre los ciudadanos?

La respuesta era difícil responderla, aunque sí que teníamos claro que no se repartía de manera equitativa. Prueba de ello se expresaba en el barrio más pobre de la ciudad por el que pasamos, en el que se podía contemplar una vez más las desigualdades abismales que existen en ésta ciudad. Un lugar de contrastes creados por el capitalismo en el que puedes contemplar claramente la riqueza en grandes edificios, bancos y boutiques de lujo y por el otro lado los desplazados para dar lugar a esa riqueza y crear modernos barrios para turismo de élite.





jueves, 8 de febrero de 2018

BOQUETE: de la feria al sendero




Este pequeño pueblo de montaña nos recibió por sorpresa con una feria de flores y café de lo más atractiva. En medio de una gran multitud estaban los feriantes intentando acaparar toda la clientela posible, entre ellos destacaban los vendedores de pinchos a lo largo de todo el recorrido que continuamente te mostraban el mejor surtido de carne. Inevitablemente, la vista y el olfato te imperaban comer uno de ellos y gozar de su rico sabor. En honor al nombre de la feria también estaban los vendedores de flores y las bellas figuras hechas con ellas que te sorprendían a medida que avanzabas.




Vestido tradicional panameño
Sin duda, después de quedarnos con una sensación agridulce de Bocas, agradecimos recibir esta energía positiva del ambiente festivo de Boquete que también nos recargaba fuerzas para emprender la aventura del día siguiente.

Continuando en la misma linea nos levantamos con el tiempo amenazador, pero no por ello nos quedaríamos esperando viendo por la ventana como se nos escapaba hacer el sendero de los quetzales. Así que nos preparamos todo para adentrarnos en lo que sería una de las rutas más preciosas de nuestro viaje.

Después de casi 4 horas de carretera llegamos al pueblo de Guadalupe, aparentemente el núcleo de vendedores de flores, ya que en todos lados había gente vendiéndolas. Desde allí partimos hacia el inicio del sendero, alrededor de una hora y media que empezamos con sol y acabamos con el que sería nuestro amigo de compañía durante todo el recorrido; la lluvia. Un elemento que aparentemente puede fastidiarte una caminata, pero también puede hacer que sea más mágica e intensa.



Por otro lado, el hecho de haber llegado tarde al parque natural hacía que nuestro tiempo fuera limitado y por ello debíamos  de acelerar el ritmo. Disponíamos de pocas horas de luz, así que no podíamos perder el tiempo ni dejar espacio para errores. Todo ello hacía que la aventura fuese más excitante. 

Uno de los objetivos de la ruta era poder ver el ave nacional de Guatemala que se encuentra en varios sitios de centroamerica y que se nos resistía desde hacía mucho. Aparentemente, era un punto de concentracion del quetzal, aunque la lluvia hizo que estuviesen bien escondidos y por ello nos fue imposible una vez más poder ver su resplandor. Aunque ésto no hizo que la vivencia de aquel recorrido fuese menos especial.

En breve nos adentramos en soledad por aquel bosque húmedo mientras el agua iba empapando nuestras chaquetas. La ausencia de presencia humana junto aquella lluvia nos obligaba a menudo a pararnos y tomar consciencia de la magia del lugar, aunque el poco tiempo del que disponíamos no nos permitía estar lo que hubiésemos querido. Nos quedábamos mirando nuestro alrededor y escuchábamos aquel sonido agradable de lluvia golpeando los árboles mientras sentíamos la belleza y pureza de la madre tierra cuando te adentras en ella.



Muchas veces, la presencia humana en éstos lugares hace que nunca se llegue a percibir el profundo contenido de la naturaleza. En éste momento nos sentimos afortunados y agradecidos por lo que estábamos recibiendo. La oportunidad de andar solos por aquellos caminos llenos de barro, mojándonos bajo la lluvia mientras escuchábamos su canto al caer y sintiendo la magnitud del bosque húmedo a nuestro alrededor. Sin duda, el no haber podido ver los quetzales no hizo que la ruta defraudase, al final, la lluvia y la soledad fueron los elementos que moldearon la vivencia hacia un recuerdo especial de éste día.








miércoles, 7 de febrero de 2018

WELCOME TO PANAMÁ: Bocas del Toro


Casi a modo de impulso repentino, decidimos marcharnos de la ciudad tica de Manzanillo para conocer nuestro siguiente país: ¡Panamá! Y Si bien nuestra primera idea era realizar un workaway que ya estaba apalabrado, algunos cambios de última hora hicieron que se abordara el plan. Por ello y sin saber muy bien cómo, nos encontramos casi en un abrir y cerrar de ojos en una isla desconocida de un país distinto, todavía por descubrir.


Bocas del Toro es quizás lo más popularmente conocido en Panamá después de su canal, y allí nos encontrábamos, en su isla principal llamada con el mismo nombre de Bocas y particularmente, en la ciudad de Colón: La cuna de los surferos, el reggae y para que nos vamos a engañar... ¡también la marihuana!  

Rodeados de aguas turquesas y transparentes, y un buen número de islas caribeñas para escoger y disfrutar, algo hizo que nuestros objetivos en el lugar se demoraran...resultó que al mismo tiempo que llegamos nosotros en la isla, también lo hizo una oleada de frío y lluvia provinente de EEUU, dispuesta a instalarse en el lugar para un buen tiempo, aunque esto todavía no lo sabíamos...

El ritual diario era mirar el cielo y poner encima de la mesa las posibilidades para explotar, y resolver los dilemas sobre qué, cuando y cómo hacer en un sitio tan hermoso con un tiempo tan horrible. Y lo que en un principio era un tanto frustrante, después se convirtió en la escusa perfecta para relajarse con el sonido de la lluvia mientras covijados aprovechábamos para leer, pintar, jugar a cartas, descansar, sociabilizarnos con la gente del lugar y hacer buenas cocinitas.

Pero a pesar de estar una semana bajo esas nuves grisáceas y espesas que soltavan chubascos a cada rato, no perdimos la oportunidad de aprovechar cada rayito de sol que asomaba discretamente, para explorar todo lo que pudieramos antes de abandonar la zona.

Descubrir la playa surfera de Bluff en una excursión a pié boreando la costa. comer en un mirador cobijados de la lluvia, frente al mar, analizando la pesca de los pelícanos. Y terminar tomando una balboa (la cerveza nacional) en la orilla mientras observábamos a los surferos más atrevidos peleando con las olas más bravas. 


Conocer la otra punta de la isla en un viaje de 18km ida y otros 18 de vuelta, en una bicicleta sin marchas frente a un camino de subidas y bajadas y con intérvalos de lluvia. Pero el esfuerzo fué bien merecido para cruzar por la parte interior y explorar las pequeñas aldeas rurales de Bocas escondidas entre la vegetación más salvaje, bambús tan grandes y frondosos que creaban túneles naturales al crecer en un lado de la carretera y descolgarse en el otro lado. Terminando la ruta pudimos ver playa del Drago y descansar en playa estrella, nombrada así por la cantidad de estrellas que se pueden ver gracias a la claridad de sus aguas. 






Por último fué una lancha la que nos acercó a la isla vecina de Carenero. Pudimos pasar un día tranquilo en un lugar todavía más salvaje, y con bellas playas de palmeras, aunque demasiado frecuentado por tours que vomitaban decenas de turistas chillones a cada rato.


Y la prueba de que siempre se pueden hacer cosas a pesar del mal tiempo estaba confirmada, pero no por ello íbamos a quedarnos más tiempo esperando el sol sin ninguna previsión de su salida, de modo que la lejana y paradisíaca isla de Zapatilla quedó en nuestra listita de lugares pendientes.

Así que nos despedimos de lo que ya empezaba a ser nuestra pequeňa família de hostal y pusimos rumbo hacia nuestra nueva parada de interior: ¡Boquete!