martes, 20 de marzo de 2018

MEDELLÍN: ciudad de reencuentro


Después de las pesadas catorce horas de bus nocturno alejándonos del calor costeño, la provincia de Antioquia nos recibió con un precioso amanecer entre verdes montañas de pasto y un aire un tanto fresco y muy agradable. La ciudad de "La eterna primavera" nos esperaba para ofrecernos unos días de descanso y paseo, ¡pero sobretodo de muy muy buena compañía!

No es casualidad que Medellín esté catalogada como una de las mejores ciudades para vivir en América del Sur, y elegida en 2013 como una de las más innovadoras del mundo. 

Es una ciudad instalada en el enorme valle de Aburrá, por lo que está rodeada por enormes montañas. El metro te permite recorrer el centro con unas increíbles vistas de la cuidad hacia la montaña, debido a que está elevado, y pasa por encima de las calles y entre los grandes edificios. Por otro lado el metrocable (telesférico) te ofrece la otra perspectiva, subiendo a la montaña por encima de los barrios periféricos y ofreciéndote la vista del valle teñido de marrón por el color de los ladrillos de sus casas.



Buenas vistas periféricas, calles ambientadas por comercios y venta ambulante, cultura en sus plazas y museos, y parques naturales y jardines botánicos que aportan a la ciudad la burbuja de oxígeno necesaria para hacer de Medellín una ciudad única. 


Plaza Botero

Museo de la Memoria

Jardín Botánico

También esta capital es conocida por personajes importantes en el mundo de la cultura como los artistas Fernando Botero en pintura y escultura, y Maluma y Juanes en el terreno musical. Aunque desgraciadamente la medalla en popularidad se la lleva Pablo Emilio Escobar Gaviria y el cartel que nació a sus pies para controlar hasta el 80% de la producción mundial de cocaína. Pero todo eso quedó atrás y a día de hoy Medellín es mucho más que esa huella negra del narcotráfico conocida por mucha gente, sobretodo después de la serie que a todos tanto nos gustó, pero que sirvió para estigmatizar todavía más al pueblo colombiano.


Además, nuestro objetivo en la ciudad iba más allá de conocer cada rincón, de echo posiblemente no hubiéramos parado en Medellín si no fuera por asistir a una cita importante con lo que ya consideramos parte de nuestra pequeña familia. 

Ésta ciudad nos ha ofrecido recorrerla por tierra y por aire, disfrutar de paseos por calles, plazas y parques, hacer picnics en el piso del bosque o comer en buenos restaurantes, hacer deporte y sudar en un baño turco pero también descansar y atiborrarnos de "pingüinitos". Terminar el día con chupitos de ron Medellín bailando en el sofá o jugando a espías en el balcón. En realidad qué más da lo que haces o dónde, cuando puedes reencontrarte con un gran amigo después de diez meses. 




¡Gracias Juanito por seguir siendo tan especial... y a ti Pina, por tratarnos y cuidarnos como a unos hijitos más! ¡Nos vemos pronto familia!

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