miércoles, 2 de mayo de 2018

BOGOTÁ: Bienvenido a los 30!


Una manera de prevenir situaciones de peligro durante el viaje es preguntando tanto a viajeros como autóctonos el ambiente de los lugares en los que iremos en un futuro, si son tranquilos o más bien hostiles, cuáles son los sitios que no deben de pisarse o los que sí. En relación a esa capital de aproximadamente 10 millones de personas, nos llegaron mensajes que realmente nos hacían preguntar por qué íbamos en un sitio como aquel. Por ello, al principio, las expectativas de la capital eran bastante bajas en tanto que los mensajes que nos llegaron en su mayoría eran bien negativos. Nos creamos el imaginario de un lugar bien hostil, en el que te roban con facilidad y debes de estar siempre con ojos de lince. Pero, a parte de que debíamos pasar por allí, sí o sí, lo bueno de las ciudades es que hay caprichos que uno puede saciar, como el poder comer en un sushi y saborear ese placer exquisito de la comida asiática. Y que decir...pues Ovidi (y también Marta) quería ese regalo aparentemente sencillo pero de placer intenso. Así que, nos aventuramos a retar a ese pronóstico y conocer la gran ciudad para celebrar mi aniversario allí.


A nivel personal...nunca me hubiese imaginado pasar mis treinta en Bogotá haciendo un viaje como este, habiendo dejado todo para emprender un sueño siempre visto de lejos. Pero menos, pasarlo en la cama por diarrea! A veces, lo planificado no siempre sale como uno quiere, ya que siempre hay factores que no controlamos. Pero eso no impidió que pudiésemos celebrar ese día tan especial en algún momento, aunque fuese al día siguiente.

Así que, ya con el estomago al 100%, nos levantamos bien temprano para recibir la primera sorpresa que me hizo Marta.  Soplar las velas acompañadas de un rico browni y un pastel de zanahoria mientras hablábamos con mi querida madre.  Empezábamos bien el día!! 


La sorpresa siguiente me la encontré al llegar a Mundo Aventura. El parque de atracciones de Bogotá en el que debíamos de pasar todo el día descargando pura adrenalina. Pero como dije antes, hay factores que no controlamos y la lluvia juntamente con las tareas de mantenimiento no nos dejaron gozar lo que debíamos. Así que, decidimos abordar el plan para ir a comunicarnos con nuestros amigos y esperar a que la noche llegase para que nuestros paladares se llenasen de ese gran placer que la comida nos ofrece. Y que gran deleite nos brindaron en Shoga Yaki!!! Cada pedacito de bocado que nos poníamos en la boca se convertía en una explosión orgásmica de sabores. Durante toda la cena nos acompañó ese Mmmmmmhhhhhh!! que expresaba continuamente el disfrute de la comida. Alguno le parecerá simple o ridículo, pero para Marta y para mi el comer se convierte siempre en uno de los momentos del día y ya os digo...aquel sushi no era uno cualquiera!


Cabe señalar que, éste aniversario puede asemejarse más a la celebración de una boda gitana en tanto que duró todos los días que pasamos en Bogotá. Empezó con las primeras cervezas de bienvenida a la capital, seguido de un vídeo en el que la mayoría de mis cercanos me felicitaron, continuando por la degustación de comida asiática y terminando con la subida a Monsterrate (punto más alto de la tercera ciudad más alta del mundo) que finalizamos con otro exquisito almuerzo a la bajada.

La verdad, es que mi 30 aniversario no solo fue la excusa para dejarse ir un poco en cuanto el tacañeo que siempre nos imperamos y gozar de estos pequeños placeres de comer, beber y realizar ciertas actividades sin obsesionarse con los precios. Sino que, con la iniciativa de Marta y ayuda de Rosita, también fue el motivo para que aquella gente que me quiere se reuniese para felicitarme y dedicarme unas palabras de amor que me sacaron unas lágrimas de melancolía. Pero también de risa al recordar los amigos y amigas que tengo un tanto "colgados"!!! Sin duda, tod@s ell@s me dan (y nos dan) motivos para volver!

Gracias Rosita por el esfuerzo en este bonito recuerdo

En resumen, puedo decir que me llevo de la capital una imagen distinta a la que llegué. Seguro que gran parte de lo que dicen es cierto, pero como siempre, si uno va con precaución no tiene porque pasar nada. Al final, en el sitio y momento menos esperado, debido a tu confianza con el entorno, puede ocurrirte lo más inesperado.

Sus modernas calles con un transito multicultural nos recordaron un tanto a nuestra querida Barcelona, y los pasados momentos en los que recorríamos sus calles mirando, curioseando y metiéndonos en aquellos bares que des de afuera captaban nuestra atención para entrar y tomar una rica cerveza. Con infinidad de bares, restaurantes y tiendas nos invitó a formar parte de su actividad y disfrutar de los pequeños placeres que puede llegar a ofrecerte. Además, me llevo del lugar un recuerdo cercano de mis amigos y familiares que siempre han estado allí, incluso en la distancia. Finalmente lleno en mi mochila más razones por estar con Marta como compañera de viaje en todos los sentidos, que desde mucho estaba preparando este treinta aniversario con mucho amor y gran ilusión de que fuesen bien especiales.


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